El primer “Joker” del director Todd Phillips, estrenada en octubre de 2019, me impactó. A los pocos días vino el llamado “estallido social” en Chile, momento en el que parecía que muchas secuencias de la película se hacían realidad. Muy significativa fue esa coincidencia. El azar juntó dos hechos tan distintos pero con tantas similitudes que era difícil sustraerse a la pregunta de fondo que formulé en mi escrito en esa oportunidad: “la violencia, el fanatismo y el caos, ¿sucede solo como respuesta? ¿Es lícito responder así, con una escalada que crece y crece, y que a poco andar ya está fuera de control? ¿El fin justifica los medios? ¿Abordar una temática así, crudamente, incita a más violencia? La reflexión sigue abierta, pero luego de cinco años, indudablemente tenemos otra perspectiva.
No podía dejar de iniciar este comentario con la introducción anterior, porque al saber que venía en camino una secuela de aquella película mi pregunta era solo una: ¿qué enfoque tendrá esta vez, si parece que ya se hubiese dicho y hecho todo en la primera? Trataré de responder esta interrogante en las siguientes líneas. Veamos si lo consigo.
La trama indica que luego de los caóticos acontecimientos, Arthur Fleck -Joaquin Phoenix -, ha sido internado en Arkham a la espera de su juicio. La espera es larga, pero toca la coincidencia que conoce por casualidad a una interna llamada Harleen Quinzel -Lady Gaga-, con quien establece una conexión inmediata. El interés es mutuo, y entre ellos se da una química instantánea. Arthur ve en Lee, su complemento; Lee siente curiosidad por Arthur, y ve en él un alma gemela, desde varios puntos de vista. Lo que vendrá a continuación es el desarrollo de todos estos elementos, el juicio y posterior desenlace de la historia.
“Joker: Folie à Deux”, (“locura de dos” en francés, y que hace referencia a un trastorno psicótico compartido, también conocido como “psicosis compartida” o “trastorno delirante compartido”) es un verdadero duelo. Digo duelo como desafío, pero también lo entiendo como una pérdida. Me explico. En primera instancia está el desafío de dos personalidades especiales que, siendo tan diferentes, parecen complementarse y potenciarse de forma exponencial. De Arthur ya conocemos su historia, aquello que lo ha dañado y el por qué de muchas de sus acciones. A Harley Quinn recién la estamos conociendo, pero es como si siempre hubiese estado allí, cercana, enfocada, precisa, y dueña de sí misma. Estos dos personajes parecen batirse a duelo, sin confrontación, por ir más allá, por explorar fuera de sus fronteras y extender los límites hasta las últimas consecuencias. ¿Y las pérdidas? Primero, corresponden a las transformaciones, aquello que se deja atrás para dar paso a otras formas; y segundo, todo eso que irremediablemente se torna ausente y desaparece con el paso del tiempo.
La mano de Todd Phillips se nota en todo momento. La unidad existente con la primera entrega es notable, y no hay nada dejado al azar. La filmación es realmente estupenda -inigualable verla en la nueva sala Imax-, por lo que cinematográficamente tiene una enorme altura. Aunque sea insistente, es una experiencia que hace única la ida al Cine. La música de Hildur Guðnadóttir, partitura de excelencia, también va en línea con la cinta anterior, esta vez rescatando los motivos, especialmente esa inquietante tercera menor que pasa a ser casi un leitmotiv, la que combinada con canciones, constituye una banda sonora que no solo llama la atención sino que resulta totalmente imprescindible.
Tal vez el mayor desafío y lo mejor del filme lo constituyan las actuaciones. Joaquin Phoenix ganó el Óscar la vez anterior, por lo que evolucionar con el personaje no resulta nada fácil. Y vaya que lo logra, no mucho en lo externo sino justamente en el aspecto contrario, en la intimidad de Arthur y en dejar entrever su personalidad, sus sentimientos, sus frustraciones y sus rabias. Ayuda mucho el director de fotografía, Lawrence Sher, al encajar unos primerísimos planos impresionantes que se transforman en pequeños agujeros por los que se cuela el alma del protagonista. Lady Gaga, por su parte, de quien ya conocemos ampliamente sus dotes histriónicas, es la pareja ideal para un personaje complejo, no solo por resultar una pareja natural, sino que también por aportar otros grados de dificultad al desarrollo, sin dejar de ser ella, independiente, misteriosa, con una gran cuota de liderazgo y determinación.
Esta cinta no es formalmente un musical, sin embargo hay mucha música presente. Joaquin Phoenix y Lady Gaga cantan bastante, en varios “números”, y con gran sincronía. Y acá un punto. Ella hace lo que quiere con su voz, ¡qué manejo tiene, impresionante!, sobre todo para no opacar a quien no es cantante y se defiende dignamente gracias a su gran carisma, y a colores vocales especiales, propios de su personaje. Gran dupla, contenida y expresiva; íntima y, al mismo tiempo, extrovertida.
Disfruté de principio a fin con esta secuela largamente esperada. Es cierto que la historia no tiene un gran vuelo, que hay poca acción, que puede haber confusiones de ambientes, y tal vez algunos baches en el camino. Los perdono, y eso que soy muy duro con esto en muchas oportunidades. Por qué, dirán ustedes. Porque me centro en lo indescifrable de las capas internas de los personajes, en esa tensión sumergida, en lo subterráneo, en lo que no se ve pero se puede percibir y sentir. Eso es para mí la experiencia de entrar de lleno en una película íntima, triste, desgarradora y demoledora, una obra que no concluye con lo que muestra en la pantalla, sino que se sigue desarrollando mientras la recuerdo, mientras la analizo, y mientras la descompongo para escribir este comentario. Y sobre todo cuando provoca sensaciones, cuando influye en nuestros estados de ánimo, y cuando vemos que un mismo trabajo llega de maneras tan distintas a cada persona, dependiendo de su historia, del momento en que estamos, o producto de un sinfín de otras razones.
Estamos en presencia de arte con letras grandes, controversial, disruptivo y provocador. Y es para discutirlo, para debatir, para expresar lo que nos genera y formarnos opinión. Todd Phillips lo impulsa y Joker: Folie à Deux”, lo expone a toda pantalla. Ahora nos toca a nosotros completar el trabajo sin dejar pasar esta película. Imperdible.
Ficha técnica
Título original: Joker: Folie à Deux
Año: 2024
Duración: 138 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: Warner Bros., Joint Effort, DC Studios, Bron Studios, Sikelia Productions, Village Roadshow, Bron Creative. Distribuidora: Warner Bros.
Género: Thriller. Drama. Musical | Secuela. Crimen. Cómic. DC Comics
Guion: Scott Silver, Todd Phillips. Personajes: DC Comics
Música: Hildur Guðnadóttir
Fotografía: Lawrence Sher
Reparto: Joaquin Phoenix, Lady Gaga, Brendan Gleeson, Catherine Keener, Zazie Beetz
Dirección: Todd Phillips
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