jueves, 6 de noviembre de 2025

Lo que no se dijo - Por Carlos Correa Acuña

Escasa música, formato 4:3 y mucha nitidez en cada toma son características que el director Ricardo Valenzuela imprime en esta cinta desde un comienzo. Lo minimalista está siempre presente porque los elementos son pocos, pero no quiere decir que el trabajo no mire más allá.

La historia remite a dos vendedores de celulares, una tecnología que se abre puertas en Chile a mediados de la década de los noventa, prometiendo conectividad avanzada de última generación. Ambientada en el año 1994 en Puerto Montt, el filme sigue a Margarita -Patricia Cuyul-, una madre soltera carismática que se destaca como ejecutiva de ventas junto a su compañero Cucho -Héctor Morales-, recorriendo apartadas zonas rurales buscando clientes y exponiéndose a situaciones, por decir lo menos, extrañas..

Valenzuela, autor también del guion, expone sin rodeos el difícil mundo de la venta y la resistencia de los potenciales clientes. Mucho trabajo y gran cantidad de tiempos “invertidos” para generar una tasa de conversión mínima y aceptable, sobre todo para un producto que no se conoce y que además genera rechazo de buenas a primeras.

Los parajes maravillosos del sur de Chile, que son visitados por los dos colegas, contrastan con la ciudad de Puerto Montt y el barrio donde ambos viven. Una vecina cuida a la pequeña hija de Margarita mientras ella trabaja todo el día. Su madre, la abuela de la niña, está enferma y no puede expresar nada con palabras. Su vida quedó anclada en la visita que el Santo Padre Juan Pablo II realizó a Puerto Montt en abril de 1987 y desde allí no ha logrado salir. Un VHS con la grabación y una serie de objetos religiosos e imágenes dan cuenta de esta suspensión en el tiempo.

Vemos la pobreza material pero también el vacío de estas almas solitarias. Las relaciones son mínimas, funcionales y apenas efectivas. No van más allá. Las visitas a los potenciales clientes son cada vez más desagradables e incluso peligrosas. En cada situación parece que algo va a pasar, pero nada sucede hasta que sucede.

Cuesta definir las intenciones del realizador con esta película. ¿Cuál es la idea? ¿Cuál es el mensaje? Entiendo que quiere ser simbólica, representar una realidad, pero ¿es suficiente? Los diálogos, muchas veces inconducentes, son formateados y no resultan naturales. Las bellas tomas exteriores carecen de líneas argumentales claras, salvo mostrar en terreno a la pareja que hace el mayor esfuerzo por conquistar a sus clientes, ya sea con una sonrisa impostada o con un preciso discurso comercial.

El ritmo impreso por Valenzuela tampoco ayuda mucho. La cinta se mueve lenta y reflexiva pero no sabemos hacia dónde se dirige ese movimiento. Es cierto que en muchos momentos refleja claramente sentimientos: pena, angustia, crisis, malas condiciones de trabajo y frustración, mucha frustración. Es algo así como dos caras de la misma moneda: un aparente éxito exterior y una constante frustración interior.

Tres escenarios, en paralelo, tienen la misión de concluir la historia. “Lo que no se dijo” no es solo un conjunto de palabras o una frase. Parece ser todo aquello que guardan en el interior sus protagonistas y que nunca llegan a expresar externamente. Así es como este título, evocador pero a la vez concreto, resulta acertado, porque pesa mucho más lo que no es explícito, a riesgo de que cada espectador interprete de manera distinta lo que ve en pantalla.

Ficha técnica

Título original: Lo que no se dijo
Duración: 77 minutos
Asistente de dirección: Sofía Bascuñán Svendsen
Dirección de fotografía: Pablo Valenzuela
Dirección de arte: Juana Lizaso
Sonido directo: Carlo Sánchez
Compositor: Oscar Lapó
Montaje: Ricardo Valenzuela Pinilla y Benjamín Miranda McLeod
Consultora de montaje: Danielle Fillios
Elenco: Patricia Cuyul, Héctor Morales, Mariana Loyola Ruz, Judith Chávez, Antonia Méndez
Director: Ricardo Valenzuela

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