Sinopsis: El dueño de una sanguchería enfrenta la decadencia de su negocio y una enfermedad, mientras lidia con las protestas encabezadas por delincuentes, las presiones de su familia y trabajadores.
Este local está en Plaza Baquedano, punto exacto donde el caos reina. Hay destrucción en las calles. Luca protegiéndose a sí mismo y a los pocos trabajadores que le van quedando, decide grabar los incidentes y ese hecho le traerá graves consecuencias. Muchos lo apoyan en las redes pero eso también hace delatar a los delincuentes, por lo que su vida y su local comenzarán a sufrir las consecuencias. Él no cederá, por más que su hermana, cajera del local, le pide que venda el lugar; que su esposa, una funcionaria pública ve complicado un ascenso por las intervenciones con altas autoridades que tiene su marido; que su hija adulta que estudia música, de a poco se aleja del hogar por una aventura con un hombre mayor; deudas que comienzan a acumularse, con su padre enfermo; una enfermedad que comienza a alertar a Luca que baje sus niveles de estrés, y la aparición de un misterioso y temido sujeto que comienza a amenazarlo. Todo pasa a ser un caos interno para Luca, que ni su pasión por el Laido logra calmar su espíritu. Pero él no baja los brazos.
Su vida es un estallido y no sabe cómo solucionarlo, se ve solo.
Estéticamente la cinta tiene varias fallas. En su guion quiere mostrar mucho y ahí peca su director, ya que no todas las historias sirven ni se desarrollan con la profundidad que se requiere.
El centro de atención es Luca defendiendo su legado. No es una obsesión estar ahí, es defender su trabajo, con Mirko entremedio y los toques de Laido para hacer un paralelo; hasta ahí debió haberse quedado el director.
Pero vemos muchas historias que afectan a Luca. Estas historias paralelas, donde quiere contar más de lo que muestra, no fueron bien ejecutadas del todo, ya que a veces molestaban por su falta de profundidad.
Los efectos visuales no se ven bien, aunque sí se entiende la idea que representa en cuanto a su estado de ánimo.
Las actuaciones, si bien tiene un gran elenco, no todos brillan. Gnecco entiende bien su rol y en él recae el peso de la historia, destacando también a Roberto Farias, quien representa muy bien la maldad organizadora.
Inspirada en hechos reales (no está basada en, ni es real todo, es una película ficcionada, entiendan eso), Carlos Siri, dueño de la "ex Fuente Alemana" hoy "La Antigua Fuente", quien peleo su local, grabó los incidentes afuera de su trabajo; así también el director de fotografía y el director de la cinta, por lo que los desmanes que vemos no son actuados, son reales, para que recuerden la destrucción realizada. Mérito en este punto a la cinta ya que le da el tono documental.
El mensaje del trauma vivido ante la delincuencia, el cómo superarlo, enfrentar la adversidad y dar la lucha por cuidar el trabajo, es parte de esta historia.
Una película diferente, que caerá bien para quienes quieren que se cuente la historia de esos hechos desde otra perspectiva, y caerá mal a quienes no le gusta que cuenten la historia desde una perspectiva diferente, por seguir defendiendo a la mal llamada “primera línea”.
Una historia que sacará ronchas, que dará que hablar, porque esa época marcó. El 18 de octubre de 2019 quedó en la historia de Chile.
Dicen que el arte debe incomodar, entonces incomódense.
Ficha técnica
Dirección y Guion: Daniel Vivanco
Productora: La Fuente Producciones / VYF
Reparto: Luis Gnecco, Paola Giannini, Patricio Achurra, Óscar Hernández, Manuela Oyarzún, Roberto Farías, Francisco Pérez-Bannen
Chile, 2025.

La película solo se basa en la delincuencia, pero se olvida de todo lo que pasó para llegar a ese estadillo. El filme no tiene pies ni cabeza, es la película más mala de año. La cinta solo busca mostrar a pobre empresario, al pobre Carlos Siri que hoy tiene su tienda en el Mut. La fuente no tiene desarrollo alguno y solo busca los ataques para mencionar que chile está mal, cuando sabemos perfectamente que no es así
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