Un tren de carga pasa todos los días atravesando un hermoso paraje nevado. Una pareja vive cerca de las vías. Él es leñador; ella, una abnegada esposa. No han podido tener hijos. El frío es intenso y el invierno implacable.
La mujer no pierde la esperanza; reza para que el tren le entregue alguna mercancía. Se encomienda a su Dios. Mientras los ruegos se repiten, el carguero pasa una y otra vez dejando vacío y silencio. Un día, en un instante, emerge un sonido especial y delicado. Parece un quejido, un llanto. ¿De dónde proviene? Silencio. Se escucha otra vez, un poco más fuerte. Nuevamente, silencio. La mujer se acerca, lentamente. Se trata de un bebé abandonado a su suerte en medio de una fría alfombra blanca. Es una carga, no es la esperada, pero tampoco cualquiera; es, tal vez, la más importante de todas.
Basada en la novela de Jean-Claude Grumberg, el director Michel Hazanavicius compone una fábula visual que, con maestría, se interna en los peores días del Holocausto. Las metáforas no son necesarias porque las imágenes son explícitas. Por un lado, la convicción de una guerra justa; por otro, maternidad frustrada y soledad. Irrumpe una bebé; todo cambia. Hay que cuidarla, a como dé lugar. La esposa no cede. El leñador no quiere saber nada del tema. Dos caras de una misma moneda.
Con sencillez y sin perder profundidad, el metraje nos conduce a la reflexión. No necesitamos detalles. Sabemos de qué se trata y empatizamos de inmediato con una situación cruda e inhumana. Vemos el traslado de cientos de miles a los campos de concentración mientras vislumbramos la génesis del relato. La pareja de leñadores no está sola, pertenecen a una comunidad y por eso las cosas se complican. El camino es azaroso, cuesta arriba, pero la mujer lucha con fe para proteger un encargo que ya ha hecho suyo y por el que está dispuesta a darlo todo.
La animación es fluida y la música hermosa. Alexandre Desplat regala una partitura que cobra vida propia con cada giro de la historia. Los cuadros plásticos se desarrollan homogéneamente. No hay prisa. Cada pausa está bien puesta, cada coma está en su lugar; nos guía un narrador en off, llevándonos por el sendero más importante: el del amor.
En solo 81 minutos, “La plus précieuse des marchandises” nos roba el corazón. Aunque predecible, eso no impide que nos emocionemos con un final que irradia esperanza gracias a un mensaje dibujado con delicada poesía e inundado de valores esenciales.
Ficha técnica
Título original: La plus précieuse des marchandises
Año: 2024
Duración: 81 minutos
País: Francia
Compañías: Coproducción Francia-Bélgica; Les Compagnons du Cinéma, Ex Nihilo, Les Films du Fleuve, Studiocanal, France 3 Cinéma, BE TV, Canal+, Ciné+, Orange Cinéma Séries, France TV
Género: Animación. Drama | Nazismo. Vida rural. Maternidad. II Guerra Mundial
Guion: Michel Hazanavicius. Novela: Jean-Claude Grumberg
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Animación
Dirección: Michel Hazanavicius
La mujer no pierde la esperanza; reza para que el tren le entregue alguna mercancía. Se encomienda a su Dios. Mientras los ruegos se repiten, el carguero pasa una y otra vez dejando vacío y silencio. Un día, en un instante, emerge un sonido especial y delicado. Parece un quejido, un llanto. ¿De dónde proviene? Silencio. Se escucha otra vez, un poco más fuerte. Nuevamente, silencio. La mujer se acerca, lentamente. Se trata de un bebé abandonado a su suerte en medio de una fría alfombra blanca. Es una carga, no es la esperada, pero tampoco cualquiera; es, tal vez, la más importante de todas.
Basada en la novela de Jean-Claude Grumberg, el director Michel Hazanavicius compone una fábula visual que, con maestría, se interna en los peores días del Holocausto. Las metáforas no son necesarias porque las imágenes son explícitas. Por un lado, la convicción de una guerra justa; por otro, maternidad frustrada y soledad. Irrumpe una bebé; todo cambia. Hay que cuidarla, a como dé lugar. La esposa no cede. El leñador no quiere saber nada del tema. Dos caras de una misma moneda.
Con sencillez y sin perder profundidad, el metraje nos conduce a la reflexión. No necesitamos detalles. Sabemos de qué se trata y empatizamos de inmediato con una situación cruda e inhumana. Vemos el traslado de cientos de miles a los campos de concentración mientras vislumbramos la génesis del relato. La pareja de leñadores no está sola, pertenecen a una comunidad y por eso las cosas se complican. El camino es azaroso, cuesta arriba, pero la mujer lucha con fe para proteger un encargo que ya ha hecho suyo y por el que está dispuesta a darlo todo.
La animación es fluida y la música hermosa. Alexandre Desplat regala una partitura que cobra vida propia con cada giro de la historia. Los cuadros plásticos se desarrollan homogéneamente. No hay prisa. Cada pausa está bien puesta, cada coma está en su lugar; nos guía un narrador en off, llevándonos por el sendero más importante: el del amor.
En solo 81 minutos, “La plus précieuse des marchandises” nos roba el corazón. Aunque predecible, eso no impide que nos emocionemos con un final que irradia esperanza gracias a un mensaje dibujado con delicada poesía e inundado de valores esenciales.
Ficha técnica
Título original: La plus précieuse des marchandises
Año: 2024
Duración: 81 minutos
País: Francia
Compañías: Coproducción Francia-Bélgica; Les Compagnons du Cinéma, Ex Nihilo, Les Films du Fleuve, Studiocanal, France 3 Cinéma, BE TV, Canal+, Ciné+, Orange Cinéma Séries, France TV
Género: Animación. Drama | Nazismo. Vida rural. Maternidad. II Guerra Mundial
Guion: Michel Hazanavicius. Novela: Jean-Claude Grumberg
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Animación
Dirección: Michel Hazanavicius
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