Sinopsis: La infancia de Yeka se quiebra tras la pérdida de su mejor amiga Nayi. En su búsqueda por entender lo sucedido, deberá confrontar verdades que cambiarán la percepción que tiene de su familia y del precario mundo que la rodea.
Segundo largometraje de este director, quien en su opera prima nos llevó a una realidad país que no se puede ignorar, como es la inmigración, en el buen trabajo “Perro Bomba”
Ahora nos trae otra realidad que, al parecer, nunca acaba: las tomas (personas que se apropian de un bien inmueble, que no les pertenece). De este tema se puede conversar mucho y cada quien tiene sus opiniones, por lo que nos centraremos en la película en sí.
La historia se cuenta principalmente bajo los ojos de los menores de edad. Yeka y Nayy, dos preadolescentes que son muy unidas, viven en una gran toma en Cartagena junto a sus familiares. Pasan sus días entre el colegio, los amigos y cantar en la micro, hasta que llega el hermano de Yeka de una gira. Él es cantante urbano y da un concierto a su gente de la toma. Y mientras están en la tocata, una “bala loca” le da a Nayi, muriendo. La madre de esta niña, quien las tenía a cargo esa noche, cae en una depresión brutal hacia los malos hábitos de la droga y la vagancia. Mientras, Yeka no sabe qué hacer. Su mundo cambia, se comienza a dar cuenta de cómo es su entorno realmente, sale abruptamente de su burbuja infantil para ver que en su hogar, la toma, hay tráfico de drogas, armas de fuego, prostitución, hay pobreza; que se refugian en la música urbana con el fin de salir de esa pobreza e ir con eso a la anhelada y mal enfocada opulencia. Esa es su realidad, es su mundo, y es visto todo normal.
Pero para ella las armas y la droga no son normales, tampoco la pobreza de no tener un hogar digno. Ahora lo ve. Su percepción de vida cambió de golpe. Viviendo ahora con su pena, trata de alguna forma de hacer cambios. Una niña que debe enfrentarse a un mundo de adultos.
La cinta toca temas relevantes a nivel país, como ya señalé: las tomas, en ese mismo contexto la pobreza, la falta de querer superarse de muchos, versus aquellos que buscan soluciones; la música urbana que está muy en boga hoy en día, en especial en las personas de escasos recursos y esa misma música que habla de temas de drogas, armas y violencia en sí, tomándolos como normales. Es una cultura aparte, donde se normaliza lo que no debe ser normal, pero es algo real y es parte del guion que nos trae el director, una crítica social.
Pero la ejecución, de forma estética, quedó por debajo de su predecesora pues, al igual que en la anterior, hubo participación de personas sin experiencia actoral. Acá se notó en muchos su falta de preparación en esa área, versus otros que fueron un poquito mejor. Con o sin experiencia actoral, uno puede encontrar buenos resultados, pero acá las actuaciones, en su mayoría, no logran conmover, por la falta de credibilidad.
La música es contagiosa, sin transformarse en un hit ni hacerte bailar en el momento, en donde el cantante urbano de la cinta es conocido (para quienes siguen la temática) y se llama Benji Gramitos. Él escribió temas especialmente para la película.
La puesta en escena es muy destacable ya que se rodó en la misma toma, siendo un trabajo de comunidad, donde la fotografía aportó a la trama con buenos enfoques. También la edición, para contar la historia, está bien realizada.
En cuanto al sonido, los silencios están bien efectuados, pero hubo muchos momentos en que no se entendía lo que hablaban los partícipes, sentí que se necesitaba un traductor para ir leyendo.
Una cinta sobre realidades que se deben discutir.
Ficha técnica
Pero para ella las armas y la droga no son normales, tampoco la pobreza de no tener un hogar digno. Ahora lo ve. Su percepción de vida cambió de golpe. Viviendo ahora con su pena, trata de alguna forma de hacer cambios. Una niña que debe enfrentarse a un mundo de adultos.
La cinta toca temas relevantes a nivel país, como ya señalé: las tomas, en ese mismo contexto la pobreza, la falta de querer superarse de muchos, versus aquellos que buscan soluciones; la música urbana que está muy en boga hoy en día, en especial en las personas de escasos recursos y esa misma música que habla de temas de drogas, armas y violencia en sí, tomándolos como normales. Es una cultura aparte, donde se normaliza lo que no debe ser normal, pero es algo real y es parte del guion que nos trae el director, una crítica social.
Pero la ejecución, de forma estética, quedó por debajo de su predecesora pues, al igual que en la anterior, hubo participación de personas sin experiencia actoral. Acá se notó en muchos su falta de preparación en esa área, versus otros que fueron un poquito mejor. Con o sin experiencia actoral, uno puede encontrar buenos resultados, pero acá las actuaciones, en su mayoría, no logran conmover, por la falta de credibilidad.
La música es contagiosa, sin transformarse en un hit ni hacerte bailar en el momento, en donde el cantante urbano de la cinta es conocido (para quienes siguen la temática) y se llama Benji Gramitos. Él escribió temas especialmente para la película.
La puesta en escena es muy destacable ya que se rodó en la misma toma, siendo un trabajo de comunidad, donde la fotografía aportó a la trama con buenos enfoques. También la edición, para contar la historia, está bien realizada.
En cuanto al sonido, los silencios están bien efectuados, pero hubo muchos momentos en que no se entendía lo que hablaban los partícipes, sentí que se necesitaba un traductor para ir leyendo.
Una cinta sobre realidades que se deben discutir.
Ficha técnica
Dirección y guion: Juan Cáceres
Ficción/ Drama
86 minutos. 2025. Chile.
Elenco: Antonella Bravo, Vanyelina Muñoz, Pascale Rojas, Valentina Muñoz, Benjamín Gamboa, Marcela Salinas, Paula Dinamarca, Paola Lattus, Roberto Cayuqueo, Elsa Jeria

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