Ambientada en el siglo XIX en Europa Central, nos presenta a Elvira, una joven poco agraciada que lucha por competir con su bella hermanastra Agnes, en un reino donde la belleza es un negocio despiadado.
Cuando se habla de Cenicienta, todas las mentes se remontan al cuento que tío Disney nos llevó a la pantalla en 1950, con un vivieron felices por siempre, y así bellas historias en adelante se sumaron. Pero Cenicienta se remonta muchos años atrás, más atrás de los Hermanos Grimm o de Charles Perrault, y con un no tan felices por siempre. Entonces, ¿qué nos trae esta directora?
Nos trae un tema atemporal, un tema que nunca se dejará de discutir, pero esta vez presentado de una forma que nos hará remecer: la apariencia física en su peor escenario.
Rebekka está por casarse con un supuesto millonario. Es una mujer fría y ambiciosa con dos hijas, Elvira y Alma, la primera de 17 años lista para ser presentada en sociedad, y la cual está enamorada del Príncipe de ese reino; y en cuanto a Alma, es una preadolescente que no le interesa nada del mundo superficial. Al llegar a una enorme casa, las recibe su novio, un anciano hombre con una joven hija llamada Agnes. Luego del matrimonio, este sujeto muere, dejando a Rebekka con tres niñas y nada de dinero, solo deudas que se comenzarán a cobrar, por lo que esta madrastra debe idear un plan para que el dinero llegue. La fortuna golpea su puerta cuando se anuncia un baile en el palacio para que todas las doncellas concurran; de ahí saldrá la esposa del príncipe y ocurrirá en varios meses, dando chance para que las jovencitas se preparen.
Y cuando digo “preparen”, es literal. Rebekka ve en su hija Elvira un boleto de salida de la pobreza por lo que comienza a invertir en ella. La mira y la encuentra poco agraciada llevándola donde un médico cirujano para que la hermosee. Sus prácticas son desastrosas, por decir lo menos, antihigiénico, sin delicadeza y menos pudor cuando comienza a tratar físicamente a la jovencita. Mientras, su hermana menor, Alma, mira con horror, y piensa “esto se viene para mí pronto”. Pero la pobre Elvira también es inscrita en una academia de señoritas, quienes son tan crueles como la madre.
Estéticamente la cinta es brutal en cuanto al mensaje que nos deja, con un guion crudo y una puesta en escena que nos hace estremecer.
Existen muchos avances en la actualidad, creemos ser más civilizados, pero, ¿qué tan civilizados? ¿Cuán importante es la apariencia física? Vemos certámenes de belleza no solo de adultos sino que de infantes, videos en las redes sobre una manoseada perfección, donde estándares de belleza son exigidos por todos, llevando a una crisis que puede detonar en algo catastrófico, como es la salud mental.
Y sí, no se habla del cuerpo ajeno, pero esta película expone tajantemente el tema, ¿Qué es la perfección? ¿Somos tan imperfectos que nos odiamos al mirarnos al espejo? ¿Por qué las menores de edad se sexualizan cada vez más, con el fin de verse deseadas? Porque las redes sociales así lo exigen. La fama, la exposición, la belleza externa importa más que la belleza interna, algo ya casi poético.
¿Por qué nos preocupa la apariencia de otros? Se critica y se llega a las burlas creando monstruos.
La belleza física es un tema muy potente, que los adultos debemos enfrentar con delicadeza con los menores. Es más, nosotros como adultos tener cuidado con lo mismo hacia nuestros pares.
Pero, si quien debe protegerte te expone, te humilla y no te valora, ¿qué se puede esperar en otros? Solo una luz de esperanza y tal vez, hasta un milagro… y ¿si no llega?
Elvira ve esa esperanza en su hermana Alma, quien más centrada, y como un príncipe valiente puede rescatarla.
Mientras Elvira, Cenicienta, intenta vivir con su hermosura un felices por siempre, con el amor verdadero o con un amor de escape.
Vivimos en una sociedad frívola, donde la envidia, la baja autoestima y la cosificación no terminarán.
Porque es mejor aprender a valorar la belleza interna, que es un aura mágica.
Película que recomiendo para mayores de edad por ser del subgénero de horror corporal, y la existencia de escenas de sexo explícitas, aunque poquísimas, y las que encontré innecesarias.
Buenas actuaciones, excelente puesta en escena, buen vestuario y maquillaje.
Estamos ante una inteligente oda a la falsedad.
Ficha técnica
Título original: Den stygge stesøsteren, The Ugly Stepsister
Dirección y guion: Emilie Blichfeldt
Música: John Erik Kaada
Fotografía: Marcel Zyskind
Protagonistas: Lea Myren, Thea Sofie Loch Næss, Ane Dahl Torp, Flo Fagerli, Isac Calmroth, Malte Gårdinger.
Noruega. 2025. 105 minutos.
Cuando se habla de Cenicienta, todas las mentes se remontan al cuento que tío Disney nos llevó a la pantalla en 1950, con un vivieron felices por siempre, y así bellas historias en adelante se sumaron. Pero Cenicienta se remonta muchos años atrás, más atrás de los Hermanos Grimm o de Charles Perrault, y con un no tan felices por siempre. Entonces, ¿qué nos trae esta directora?
Nos trae un tema atemporal, un tema que nunca se dejará de discutir, pero esta vez presentado de una forma que nos hará remecer: la apariencia física en su peor escenario.
Rebekka está por casarse con un supuesto millonario. Es una mujer fría y ambiciosa con dos hijas, Elvira y Alma, la primera de 17 años lista para ser presentada en sociedad, y la cual está enamorada del Príncipe de ese reino; y en cuanto a Alma, es una preadolescente que no le interesa nada del mundo superficial. Al llegar a una enorme casa, las recibe su novio, un anciano hombre con una joven hija llamada Agnes. Luego del matrimonio, este sujeto muere, dejando a Rebekka con tres niñas y nada de dinero, solo deudas que se comenzarán a cobrar, por lo que esta madrastra debe idear un plan para que el dinero llegue. La fortuna golpea su puerta cuando se anuncia un baile en el palacio para que todas las doncellas concurran; de ahí saldrá la esposa del príncipe y ocurrirá en varios meses, dando chance para que las jovencitas se preparen.
Y cuando digo “preparen”, es literal. Rebekka ve en su hija Elvira un boleto de salida de la pobreza por lo que comienza a invertir en ella. La mira y la encuentra poco agraciada llevándola donde un médico cirujano para que la hermosee. Sus prácticas son desastrosas, por decir lo menos, antihigiénico, sin delicadeza y menos pudor cuando comienza a tratar físicamente a la jovencita. Mientras, su hermana menor, Alma, mira con horror, y piensa “esto se viene para mí pronto”. Pero la pobre Elvira también es inscrita en una academia de señoritas, quienes son tan crueles como la madre.
Estéticamente la cinta es brutal en cuanto al mensaje que nos deja, con un guion crudo y una puesta en escena que nos hace estremecer.
Existen muchos avances en la actualidad, creemos ser más civilizados, pero, ¿qué tan civilizados? ¿Cuán importante es la apariencia física? Vemos certámenes de belleza no solo de adultos sino que de infantes, videos en las redes sobre una manoseada perfección, donde estándares de belleza son exigidos por todos, llevando a una crisis que puede detonar en algo catastrófico, como es la salud mental.
Y sí, no se habla del cuerpo ajeno, pero esta película expone tajantemente el tema, ¿Qué es la perfección? ¿Somos tan imperfectos que nos odiamos al mirarnos al espejo? ¿Por qué las menores de edad se sexualizan cada vez más, con el fin de verse deseadas? Porque las redes sociales así lo exigen. La fama, la exposición, la belleza externa importa más que la belleza interna, algo ya casi poético.
¿Por qué nos preocupa la apariencia de otros? Se critica y se llega a las burlas creando monstruos.
La belleza física es un tema muy potente, que los adultos debemos enfrentar con delicadeza con los menores. Es más, nosotros como adultos tener cuidado con lo mismo hacia nuestros pares.
Pero, si quien debe protegerte te expone, te humilla y no te valora, ¿qué se puede esperar en otros? Solo una luz de esperanza y tal vez, hasta un milagro… y ¿si no llega?
Elvira ve esa esperanza en su hermana Alma, quien más centrada, y como un príncipe valiente puede rescatarla.
Mientras Elvira, Cenicienta, intenta vivir con su hermosura un felices por siempre, con el amor verdadero o con un amor de escape.
Vivimos en una sociedad frívola, donde la envidia, la baja autoestima y la cosificación no terminarán.
Porque es mejor aprender a valorar la belleza interna, que es un aura mágica.
Película que recomiendo para mayores de edad por ser del subgénero de horror corporal, y la existencia de escenas de sexo explícitas, aunque poquísimas, y las que encontré innecesarias.
Buenas actuaciones, excelente puesta en escena, buen vestuario y maquillaje.
Estamos ante una inteligente oda a la falsedad.
Ficha técnica
Título original: Den stygge stesøsteren, The Ugly Stepsister
Dirección y guion: Emilie Blichfeldt
Música: John Erik Kaada
Fotografía: Marcel Zyskind
Protagonistas: Lea Myren, Thea Sofie Loch Næss, Ane Dahl Torp, Flo Fagerli, Isac Calmroth, Malte Gårdinger.
Noruega. 2025. 105 minutos.
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